jueves, 27 de octubre de 2016

Intravention 2.0

Esta semana nos encontramos con la segunda versión de la intravention, una versión diferente a la primera y que intenta centrarse en otros aspectos en el que el primer modelo no se mostraban tan patentemente. Esta versión se ha centrado, sobretodo, en entender de otra forma el medio, de sumergirse en él, de establecer nuevas escalas de intervención donde el usuario sea el principal protagonista. 


Desde este punto de partida, los flujos con los que íbamos a tratar se respetan. Es el flujo de la playa, de las olas del mar, de su movimiento, de su ruptura y de su desaparición en la arena. Esta semana la ola no es tratada desde sus tres secciones tan por separado y un análisis tan pormenorizado, sino que va a ser un análisis más desde la vertiente del disfrute, desde el punto de qué nos puede ofrecer este movimiento ondulatorio a la hora de disfrutar la costa. 


Es por todo ello, que la ejecución de la intraversión ha dado un vuelco desde el principio, sus materiales. Lo abordamos desde los plásticos, un material que flota, impermeable que se puede fundir entre sí y crear huecos llenos de aire y que debían de ser sellados en modo de hinchable, haciendo módulos cuadrados que iban a estar en una cuadrícula a modo de matriz. No obstante, el enganche entre los módulos es intercambiable y que su forma fuera efímera y movible según las necesidades del usuario. Al final, estos módulos pueden ser inflados en la propia playa y cada participante puede traer los suyos propios y colocarlos por su sección de playa de forma que quede como una playa colonizada.

Para llevar a cabo la parte hinchable nos hemos hecho servir de tubos de plástico transparente, sellados en la parte del plástico a modo de boquilla y con tapones también de plástico.



Estos bloques están unidos con clips, una unión fácil, sencilla y con mucha facilidad de manejo y de que sea intercambiable. 


Los hinchables son bloques cuadrados de 50 cm de lado con los pliegues. Un total de estos 30 bloques que actúan como módulos en una matriz de 6 x 5, aunque pueden ser de otra forma enganchables, que en este caso formarían 3 m x 2,5 m. Al final, es una forma de interactuar con los medios pero siempre tratando de ser rigurosos en algún aspecto, y jugando con las geometrías y los múdulos que forman figuras sugerentes sobre el mar. 


Desde la construcción hasta la puesta en escena en la playa el imaginable era atractivo, una forma modular, adaptable a las olas, al final interactuando con el flujo con el que hemos tratado en las anteriores entregas. Pero de este módulo, se crean diferentes formas que colonizan la costa, también que hacen más partícipe al usuario que va a disfrutar de ese paisaje. Además, son materiales que se integran en el medio, no quedan postizos sobre él creando un paisaje alterado por los artefactos antinaturales que se suelen crear cuando se trabaja con un medio tan natural como es la playa en este caso. 

No obstante, a pesar de que al final en la prueba y a causa del fuerte temporal, fue distinta a la deseada, se ha quedado esa idea de colonizar la costa desde un punto interactivo y disfrutable creando diferentes imaginarios sobre el paisaje. Además, sin dejar de estudiar el flujo querido, las olas del mar desde sus diferentes vertientes.  

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